miércoles, 21 de diciembre de 2011

Carrera al Mediodía


¡Corre!....icorre!-gritaba Eduardo mientras que cada cuatro o cinco pasos volteaba a mirar hacia atrás para asegurarse que Ricardo seguía tras él. Su hermano que por tener las piernas un poco más cortas que un niño de su edad, hacia un gran esfuerzo por seguirle el paso.

-ya no puedo, espérame…espera!

Sus gritos se ahogaban en la distancia, mientras la figura de su hermano se alejaba cada vez más. Era inevitable padecer aquella tortura que tenía lugar todos los días al mediodía.

-Mírate…estas todo sucio, pero eso no te va a salvar.

Le dijo Clara, una mujer alta pero regordeta, de cabello castaño y ojos grises
No entiendo-le replicaba a Ricardo mientras lo tomaba del brazo- porque ustedes dos insisten en salir despavoridos cada vez que les anuncio que esta lista la sopa.

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